[su_heading size=»20″ margin=»0″]Un quinteto que se mueve dentro de complejas estructuras jazzisticas con aires folk y de tango progresivo al limite, sumado a una fuerte actitud rockera arriba del escenario.[/su_heading]

 

[su_dropcap]L[/su_dropcap]a sala llena casi a rebosar un lunes por la noche nos transmite, a priori, una cierta dosis de ansiedad y expectación por lo que nos espera, al menos si lo que vamos a ver nunca lo hemos visto antes. Entendemos entonces el instantáneo silencio que se produce cuando los cinco músicos salen al escenario y con mágica naturalidad se dirigen a sus instrumentos y sin más vacilaciones empiezan con «Creo«, tema que además, abre también su primer albúm, «Lejos«.

[su_youtube url=»http://youtube.com/watch?v=d0f4Nv3Ollg» width=»460″ height=»260″]

(video cedido por Lastra Producciones)

«Tenemos dos buenas noticias que contaros -Nos cuenta el violinista al acabar el tema-, la primera es para los que ya han venido a vernos antes, que no se preocupen, que tenemos exactamente el mismo show que el anterior. Con lo que si han repetido quiere decir que les ha gustado y no los defraudaremos entonces. La segunda es para los que es la primera vez que nos vienen a ver, que tampoco se preocupen, que se encontraran con un espectáculo magnifico, sino, pregúntenles a los que están repitiendo hoy.»  Nos dice el violinista Ara Malikian antes de presentar a la banda en uno de sus arranques «les lutheriano» que tendrá a lo largo de todo el espectáculo.

Ara Malikian al violín y Fernando Egozcue en la guitarra forman, junto a Martín Bruhn en la batería, Miguel Rodrigáñez en el contrabajo y Coni Lechner (en ausencia del habitual Moisés Sánchez) al piano, este quinteto donde su carencia de definición será justamente el rasgo característico que lo define y lo va marcando durante todo el recorrido del concierto. 

 

[su_quote]Ara Malikian & Fernando Egozcue lideran este potente dúo, con la mezcla justa de agresividad, sutileza y carisma. Un espectáculo de excepcional virtuosismo y despliegue técnico, de complejas estructuras compositivas y enorme carisma escénico por parte de los músicos, mostrando una gran sensibilidad musical con cada una de sus ejecuciones [/su_quote]

 

Un espectáculo, que en todo momento se mueve entre la fineza y la excitación, entre el juego y la nostalgia. Entre lejanos vientos de viejas y nuevas tierras que se mezclan sobre los acordes de un agitado violín y las sabias notas de una guitarra. Echamos en falta, tal vez, un poco más de protagonismo de los músicos restantes arriba del escenario, quienes denotan un gran control técnico a lo largo de todo el espectáculo:  La percusión haciendo gala de una extraordinario dominio sonoro, apuntando siempre en su mayoría a los graves para resaltar más la agudeza del violín.

Y el piano, con gran potencia rítmica y que donde ya luego con el correr de los minutos se relegan, de manera consiente o no, a la figura del violinista quien va abarcando todo el ancho y largo del escenario de la madrileña sala. Un espectáculo que, enérgico, punzante y sagaz, se mueve durante todo su transcurso entre la frase y el fraseo, entre los pies en el aire de un violinista y el de los del guitarra en el suelo. Un show entre una frenética pasión y un dulce beso. Un show que demuestra una vez más como los extremos no solo se atraen, sino que bien ejecutados, se complementan y conforman, fundiendo fondo y forma, lo sublime. Aquella tan anhelada pureza estética.

Un show entre tú y yo, un show entre el tango, el jazz y el rock.

 

 

 

[su_heading size=»18″ margin=»0″]Conoce más de este quinteto aquí[/su_heading]