Un día le dijeron que no iba a volver a tocar y desde entonces ha sacado dos discos. “Tenía un problema crónico en los brazos, una cosa que tienen algunos tenistas y corredores de fórmula uno, y fui a varios médicos y todos me decían lo mismo”, comenta David Arribas. Él es la cara detrás de Downtown Beat, un proyecto de reggae que recientemente ha publicado ‘It feeds my soul’, un EP de seis cortes en los que se presenta un reggae pasado por la refinería. “Estuve tratando otros medios, con medicinas orientales y naturales, y hoy en día no tengo nada. Y pensé en la gente que le dicen que no pueden hacer algo y lo aceptan”, añade.

Downtown Beat nació tras esa experiencia médica, en 2011, con la publicación de ‘Home’, un álbum que fue un “escupitajo”, un toque de “rabia y reivindicación de muchas cosas”. David Arribas, multinstrumentista y terapeuta musical en un colegio de educación especial, lleva más de diez años en la música y tocando en diversos grupos. Con el tiempo se dio cuenta de que había ido acumulando bases de reggae producidas por él y sobre las que luego invita a gente. “Normalmente son los cantantes los que buscan a los músicos, pues yo soy al revés, un músico que busca cantantes”, dice Arribas.

Ahora reaparece con ‘It feeds my soul’, un corta duración que no por ello deja de ser interesante. Representa una maduración de ese estilo personal construido a medio camino entre todos los tipos de música. Como muchos EPs, son tres canciones y sus correspondientes instrumentales y los seis cortes evolucionan en dos planos diferentes. La música se construye sobre unos cimientos más oscuros y graves que la hacen más sólida mientras en la superficie aparecen formas melosas. Esto dota a cada canción de una profundidad en la que se mezclan matices que van desde el jazz, hasta el roots y el dub y cualquier otro subgénero del reggae, pero todo ello en la misma dirección.

Hay un poco de todo lo que me influye. No me siento y pienso en hacer un tema de un rollo concreto”, dice Arribas. “Toco en bandas de soul y hago casi siempre arreglos de viento. En el EP meto mucho el halo cremoso del reggae, el lado más lovers con acordes más amplios, pero por otro lado está el roots más crudo y meto un bombo con más caña. Es la polaridad en la que nos movemos en la vida y en la música me gusta jugar con ambas cosas”, añade.

‘It feeds my soul’ es un trabajo de apertura respecto al reggae. Esto se nota en las instrumentales que, lejos de apuntar a ser simplemente una canción sin letra, hacen una relectura de los temas. Un ejemplo es la instrumental de ‘Precious gift’ donde los vientos sustituyen a la voz para crear un ambiente que bien podría ser jazz con toques de reggae. “Muchas veces en el reggae pecamos de ese rollo underground y no vamos a otra cosa”, comenta Arribas, que reconoce que la jamaiquina es una música bastante cerrada, desde los instrumentos hasta cómo se construyen los patrones. “No hay que rendir cuentas ante nadie. A los puretas les gusta mi música porque se ve que está hecho con cuidado y cariño. Alguien me puede decir que no es muy roots, pero tampoco me importa porque yo soy muy pureta”, añade.

Otro de los atractivos de Downtown Beat es la labor de autogestión de David Arribas, alguien que ya tiene un trabajo y aprovecha ese margen para hacer música porque sí. “Me interesa salirme de lo estrictamente monetario, porque eso hace que la música se convierta en algo sucio”, dice. “Por lo menos en mi experiencia he visto que el dinero lo jode todo, porque siempre hay intermediarios que quieren convertir la música en un producto, que lo es, pero hay formas y formas”, añade. “Yo prefiero manejarlo yo, nadie me dice si tengo que hacer una actuación en un sitio o no, y puedo hacerlo por absoluto placer”, concluye.

Texto:  Diego Rodriguez Veiga (@diegoricks)

 

 

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