La sangre que destila pureza se pierde, vacua e insustancial, dentro del poder impuro, bello e inherente de la propia naturaleza. Es a través de la fusión y la mezcla donde se ramifica la voz del guerrero y la melodía de aquel poeta que busca su venganza entre rimas, acordes y armonías.

Con más de una década de vida, el proyecto gestado por Diego Guerrero, nacido con el Solar de Artistas, consigue definitivamente consolidarse en este nuevo trabajo presentando un sonido cada vez más inquieto, eficaz y compacto. Un sonido que coge con sus tentáculos frutos ajenos incorporándolos a su propia esencia de forma natural, tan arraigados a él que los hace sentir como propios.

Hacía tiempo que veníamos esperando este nuevo trabajo titulado “Vengo Caminando». Si algo claro teníamos, por su ya antecedentes como productor (Antílopez, Maui), era que nos iba a entregar un trabajo cuidado hasta el más mínimo detalle, con una dedicación casi artesanal. Lo que descubrimos en la escucha, es un cuidado que no solo no desborda ni acompleja a la canción; sino que la eleva, la acompaña y la exonera de cualquier exceso de soberbia sonora.

Un disco que sabe a sur y que además huele mucho a Madrid. A esa fusión cosmopolita que encontramos en la capital con culturas y sonidos que se funden entre canción y canción. Fiel reflejo de lo que hemos ido encontrado durante muchos miércoles en la Jams Sessions que el propio Diego dirigía en el Café Berlín.

Siguiendo la misma estela y esa incombustible búsqueda que podemos ver en Jorge Pardo o Alaín Perez, y con colaboraciones de autentico lujo y de primer nivel en el mundo del flamenco, encontramos así un sonido muy estudiado y preciso. Marcando los pasos a tomar del género y que tan bien han sabido interpretar (tal vez coqueteándo más hacia el pop), proyectos como el de Juanito Makandé y Chiki Lora.

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El underground es un espacio sin límites más que un concepto hermético; y el punk, una actitud más que una estética. Así entonces, tal vez, tenemos en nuestras manos un material en esencia flamenco pero demasiado “punk” para Radio Olé y muy sofisticado (o poco comercial) para un medio generalista. El no pertenecer, ese rasgo de no dormir con ningún rótulo y que te condena dentro de una sociedad solidaria con lo ajeno, mezquina con lo propio y tolerante solamente en la abundancia. Que exhibe felicidad y genera envidia en pantallas ajenas; presa de las etiquetas y mecenas del hastag.

Con el propio riesgo de componer sin excusas ni cóncavos espejos, con las propias y ajenas “justicias y miserias que siguen existiendo” (las demos o no a conocer), e intentando compenetrarse y comprometerse con su contexto y el mundo que decide crear, Diego Guerrero engendra en “Vengo Caminando” un mundo rabioso y honesto. Enérgico y reflexivo. Pausado e intenso a la vez. Convirtiendo el trabajo en algo bello, sincero y llano (llano no visto como algo simple, sino como algo sin arrugas ni baches). Transformando la esencia en complejidad, y a está en un sencillo juego de niños.

Texto: Iván lionel

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