[su_heading size=»19″ margin=»0″]«…Jack Knife mantienen una autenticidad que les da un cierto encanto, un look saneado y atractivo que conjuga con las canciones que interpretan. Música de chicos buenos para olvidarse de las preocupaciones existenciales…»[/su_heading]

 

La L que forma la pista de la Sala Sol estaba prácticamente abarrotada el Viernes pasado para ver a Jack Knife, un grupo madrileño al que no conocía hasta la misma semana en que me encargaron hacer esta crónica. Su propuesta musical es un «rock con aire pop-con aire indie-con aire mainstream» destinado a ir escalando la montaña de festivales nacionales, convertidos ya en la oferta de ocio favorita de la ociosa juventud en épocas veraniegas. De hecho, se veía en las caras de los cuatro músicos que forman la banda el mismo desenfado que muestran tantas chicas (con sus camisetas de los Ramones) y tantos chicos (con sus pantalones de pitillo apretados) cuando gozan de ese desenfreno festivalero de drogas y sexo suave.

Diría que son un fiel reflejo de lo que esperas que sean sus fans. Osea que están perfectamente mimetizados y en sintonía con su público potencial y eso debe ser bueno a nivel de marketing, aunque un grupo que aún está creciendo puede que no se preocupe mucho por esas cosas y simplemente se dediquen a ser como son y a tocar lo que les gusta. Pero es algo que desde fuera uno no puede evitar advertir.

Jack Knife, a pesar de estar totalmente alejados de cualquier icono inconformista o reivindicativo que se pudiera asociar a la estereotipada imagen de banda guitarrera, mantienen una autenticidad que les da un cierto encanto, un look saneado y atractivo que conjuga con las canciones que interpretan. Música de chicos buenos para olvidarse de las preocupaciones existenciales.

 Un simple vistazo al público que llenaba la sala y que mantenía un continuo dialogo en tono fraternal con el grupo daba a entender que la mayoría provenían del mismo entorno, alejado de la periferia marginal. Son más unos Strokes a la española que los nuevos Reincidentes, para que nos entendamos.

Pero es que los pijos, aunque por lo general bailen mal, también se saben divertir. Y se nota que Jack Knife se divierten y que llegan a hacer disfrutar a la gente porque lo hacen bastante bien. No están inventando nada nuevo, pero lo que hacen lo hacen con solvencia. Eso sí, no busquéis transgresión, ni experimentación, ni letras profundas, ni nada que no sea un divertimento superficial mascado y agradable. Tan agradable que podrías llevar a tu madre a uno de sus conciertos y la podrías ver contonear ligeramente las caderas mientras te dice: «¡Oye, pues no suenan mal!»

Tu también puedes bailarlo. Y además a muchas chicas, de esas de la camiseta de los Ramones, les encantará bailarlo con sus amigas, hacerse selfies y decir que se lo pasaron genial. Y muchos chicos irán a bailar con esas chicas y se montará una fiesta muy divertida. Y Los Jack Knife estarán allí, poniéndole banda sonora a todo eso, conscientes y alegres por su poder de convocatoria y disfrutando de la experiencia mientras interpretan sus sencillas y divertidas canciones.

Hay grupos que buscan descubrir la pólvora, otros que buscan la admiración del público y de sus colegas de profesión, otros que quieren desahogarse emocionalmente a través de sus
composiciones y otros que sólo quieren pasárselo bien con la gente y pegarse la juerga. Todo apunta a que el grupo que tocó el Viernes en la Sol es de estos últimos.

 

Texto: Arturo Jiménez Calvo   /   Imágenes: Mohamed El-Jaouhari