Cansado muchas veces de convencionalismos, que no siempre han de ser malos ya que el ser humano, aceptémoslo, es un animal de estabilidades; siempre da placer la sorpresa de encontrar música que se mantiene difícil de clasificar y que no te permite decir que esto es “esto” y no “aquello” o viceversa. La escena underground de Madrid cada vez nos ofrece más de estos ejemplos y por ello le estaremos eternamente agradecidos. Aquí la alternativa no se convierte en etiqueta que busca paradójicamente desmarcarse sino que la alternativa aparece como verdadera condición y naturaleza.

Greenwhales, un grupo atípico tanto por su formación como por la música que emana de ella, convierte la palabrería en realidad, y un claro ejemplo es su último disco Island. En él aparecen instrumentos que podríamos clasificar como de toda la vida: como el teclado, la batería y la guitarra eléctrica que pasean el sonido por el funk y la psicodelia. Pero lo interesante aparece en los tintes de música electrónica, de disco, que al principio acarrea ciertos aires de reminiscencia pero que más adelante, con toques repetitivos, bajos potentes y samples permiten ondear la bandera de algo nuevo y moderno.

Cada canción del disco es diferente, y en todas ellas encontramos música progresiva, que abandona las simplezas de sus géneros originales y se mezclan para crear lo nuevo. Aun así, también aparecen guiños a antiguos trabajos de los Greenwhales como la canción “Pump it up” que nos transporta a la época de los recreativos, tiempos que algunos somos demasiado jóvenes para recordar más allá de lo que nos cuentan nuestros primos mayores.

Texto: Diego Rodriguez Veiga (@diegoricks)

 

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