[su_dropcap]A[/su_dropcap] veces uno anda buscando algo de rock n’ roll. No, indie facilito, no he dicho popi, no he dicho canciones ligeritas para sobrevivir un día más. Me refiero a esos riffs de guitarra que te dejan asombrado, a ese ritmo de caja perforador y a las líneas de bajo que se enredan entre los cuatro acordes que hacen la línea principal de cada tema. Una de esas noches nos hemos topado con El Café La Palma y Ego & The Centrics, una banda en cuyos sonidos de estudio ya habíamos notado un eco de los Rolling Stones. La posibilidad de sonido en directo que les ofrece la sala -todo hay que decirlo- no es esta noche de las mejores. Y el público no parece de lo más entregado, quizás demasiado intento en cumplir con el cliché de «salir por la noche en Malasaña» como para dedicar la escucha que se merecen a los cinco en el escenario. Y -sin saber si ello lo han notado o no-, a nosotros nos pareció que les faltó ver devuelta esa energía que han intentaban lanzar a la platea.

Pero después de unos primeros temas demasiado estáticos, Ego & The Centrics se sueltan. Dan el comienzo al corazón vivo y latente de su actuación con «Fever», uno de sus mejores temas. No solo por el riff pegadizo, no solo por el ritmo bailable, sino también porque el buen Ulises Guixeras suelta libre su alma blues, la deja trotar un rato por las cuerdas de su guitarra. Como en esta ejecución de su tema «Working Classe in Las Vegas», que compartimos con vosotros gracias a Javier Cano Linares, quien lo grabó en directo.

 

 

Nada más hacía falta para contagiar al resto de la banda, que retoma así esa energía que trasuda de los (todavía pocos) temas que han grabado en el estudio. Y lo logran solo cuando se tiran a la piscina, mandan a la mierda lo esperado y nos reglan ese momento de exaltación y energía que, al fin y al cabo, es todo lo que le pedimos a un concierto rock.

 

 

 

 

 

[su_heading size=»18″ margin=»0″]Conoce más de Ego & The Centrics aquí  [/su_heading]